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Incendio de la Capilla

En el transcurso de unos bautizos en una tarde calurosa de junio de 1982 alguien da la voz de alarma: la capilla de la Hermandad está en llamas. Un suceso que marcará la vida de nuestra corporación durante los años venideros y que hoy recordamos.

Superadas ya las pruebas de la reorganizar la Hermandad, bendecir su Virgen y poner una cofradía completa en la calle, la junta de gobierno de entonces se afanaba en construir un día a día, en procurar mejorar los enseres de cara al Domingo de Ramos. Los días de junio llegan pasada ya la Semana Santa y con la feria de agosto aún lejos. La Parroquia bulle de actividad: bautizos, comuniones y bodas, como corresponde a una barriada joven. La capilla está encendida mientras se celebra un bautizo. Todo transcurre como siempre. Y de pronto un olor a humo se extiende provocando la extrañeza de todos. La voz de alarma salta y el resplandor que se observa desde la capilla trae un presagio de escalofrío. El desconcierto es máximo. Se lucha contra las llamas. Pero todo esfuerzo parece vano. Cuando el fuego es sofocado, el panorama es desolador. La imagen de la Virgen que tallara Sebastián Santos está prácticamente destruida, queda su candelero como testigo cruel de una despedida demasiado prematura. El Señor ha resistido mejor el envite de las llamas, pero como ya estaba en marcha la ejecución de la nueva talla es el momento de retirarlo del culto.

La noticia corre como la pólvora por el barrio y Alcalá entera. La prensa se hace eco; todo es como una pesadilla, pero real. La capilla presenta un aspecto desolador, ennegrecida, perdidos todos los enseres que en ella se custodiaban, las imágenes secundarias…

Después de tantos años aun se desconoce el origen del fuego que cambió el devenir de nuestra Hermandad.

La realidad fue que aquel 26 de junio de 1982 la destrucción de los referentes de nuestra Hermandad como son sus Titulares, marcaron un nuevo rumbo y abrió un capitulo que solo después de que D. José Luis bendijera a nuestra Virgen actual y fuera puesta al culto en una capilla totalmente remozada, fue cerrado de una manera digna.